Supe
de ella gracias a un amigo de la infancia, que como yo, salió huyendo de
Venezuela. Recién bajaba del avión y ya empezaba a quejarse de las
"atrocidades" del imperio. "Hay mucho frío, la gente es
anti-parabólica". Mi amigo aguardaba por ella pacientemente en la sala de
espera del vuelo proveniente de Caracas de la línea Dynamic Airways.
Era
la primera vez que Joana visitaba Nueva York. Antes había estado 4 veces en
Cuba, una vez y por escasos días en Bolivia y Ecuador. Tiene 26 años pero se ve
más adulta. Se graduó en la Universidad Bolivariana de Venezuela, UBV, en
Estudios Jurídicos y desde que se recibió sirve a la revolución con los ojos
cerrados. Repite a su andar una de las frases que aprendió de su comandante,
Hugo
Chávez: "Sin educación, sin cultura revolucionaria, no hay revolución
posible". Así me lo repitió en el encuentro que tuvo lugar en el corazón
de Manhattan días después de su arribo a la Gran Manzana. Cuando la vi por
primera vez, Joana —me dijo— se enteró que no era del todo cierto lo que había
escuchado desde que tenía 9 años y solía acompañar a su mamá a los mítines de
Chávez en Casalta, donde nació y se crió rodeada de la pobreza y la violencia
que caracteriza la popular zona residencial caraqueña.
Llegando
al imperio "mismo"
Mi
amigo salió con ella en su carro desde el JFK vía Queens. Me llamó por teléfono
y me dijo: "La tengo, ya le comenté y me dijo que sí, aunque tiene
miedo". Al enterarme que una joven crecida y formada en la revolución
venía a Nueva York le pedí a mi pana que me concertara una conversación con
ella, sólo para indagar y confirmar las hipótesis que me había hecho a lo largo
de los últimos años. Sí, quería verificar hasta dónde llega el daño en una
generación que ha sido objeto por más de 17 años de una estrategia de
ideologización y lavado de cerebro, cuyo objetivo fundamental es, precisamente,
"crear un nuevo hombre", dócil y maleable a los caprichos de los
jefes de la revolución.
En encuentro
Habíamos
cuadrado la entrevista a pocos días de su arribo pero no pudimos concretar un
día y una hora, entre otras cosas, por los compromisos de mi trabajo, las
responsabilidades de ser mamá y los eventos que inundan las agendas de los que
vivimos en esta metrópolis que no duerme. Finalmente el día llegó y tuve oportunidad
de conversar con la joven hecha en revolución, sellada con la marca que el
Chavismo le ha imprimido en los últimos años a una parte de la juventud
venezolana. Con una representante de una parte de la población que a cambio de
favores y algunas limosnas del Estado, le entregó el alma al caudillo, y fue
objeto de un lavado de cerebro que convirtió a parte de los venezolanos en una
masa abúlica, entregada a una ideología fracasada, una doctrina cuyas
consecuencias han destruído sociedades completas y las ha sumergido en un
letargo , que en algunos casos, ha generado su propia destrucción.
Face to face...
Hola,
Joana es mi nombre, me dijo al darme la mano. "Soy chavista de pura sepa y
nada podrá cambiar ese sentimiento de amor que tengo hacia el comandante Chávez
y hacia el actual presidente Nicolás Maduro. Acepté conversar contigo porque
creo que es una oportunidad para dejarle saber al mundo que sí hay convicción
revolucionaria en la juventud venezolana".
Nos sentamos y pedimos un café. Mi amigo estaba nervioso, Joana tenía la mirada perdida y tenía dudas si le convenía hablar con una periodista, que además es "escuálida".
A
pesar de su arrogancia inicial, me di cuenta que sus palabras eran su escudo
protector. Le pregunté si realmente quería conversar y me dijo que sí. Prendí
mi grabadora, mientras José, un talentoso fotógrafo que me acompañó, encendía
su cámara para empezar una sesión de fotografías que complementaria este
encuentro.
Conocimos al líder, al padre de la revolución.
Empezó
por contarme que cuando tenía 9 años conoció a Hugo Chávez, en su barriada al
oeste de Caracas. "Era como un sueño hecho realidad, ahí lo tenía frente a
mí, me abrazó y me levantó la mano. Mi mamá se sintió orgullosa y sus ojos
brillaban. Era la primera vez que veíamos al comandante en persona. Él venía
acompañado de una multitud ruidosa y alegre. Cuando preguntó qué necesitábamos,
le dijimos que una casa propia y fue cuando nos juró que nos daría una
vivienda. Y lo hizo", acotó.
Joana
se lanzó a hablar sobre sus recuerdos alegres de la revolución bolivariana. Me
contó que se sentía feliz cuando era niña, creía que su futuro estaba hecho.
Una vez culminó el liceo se registró en la Universidad Bolivariana de
Venezuela. “Estudié Estudios Jurídicos" confesó orgullosa. "Mi primer
voto fue para el comandante Hugo Chávez. Lo admiro más allá de mis sentidos. Es
una fascinación y no me canso de estudiar su legado. Fui a muchas de sus
marchas, no era del grupo que recibía pagos o el kit para acudir a los mítines
del presidente. Iba porque lo llevaba en mi corazón, él es el modelo que
inspira a buena parte de la juventud venezolana”.
—
Luego de estudiar en la UBV encontré trabajo con el gobierno. No lo podía
creer. Ya era una profesional y me tocó trabajar aplicando la ley, monitorear
que se cumpliera y trabajar en las penalizaciones para aquellos que las
violaran. Trabajar como abogada para la revolución fue un premio a mi esfuerzo.
Le
pregunté: ¿Qué estás haciendo aquí, en Nueva York, si tu corazón ama la
revolución y tu espíritu y persona pertenece a ella? ¿Por qué no te quedaste a
disfrutar de las maravillas de la revolución?
Respiró
profundo y de pronto empezó a llorar. Un vaso de agua sirvió para calmarla. Se
secó las lágrimas que —según ella— eran por la nostalgia que le producen los
bellos recuerdos junto a Chávez. Así no más se aprestó a contestar. "Quise
venir para ver el mundo. Mi mamá y todos allá me decían que los gringos eran
malas personas, que trataban muy mal a los venezolanos, sobre todos a aquellos
que tienen mi colorcito" (Joana es morena de cabello lacio y negro).
“Ahora que llegué y que empecé a conocer gente, a ver cómo se mueve esto me doy
cuenta que las advertencias que me dieron antes de salir de Caracas no se
ajustan a la realidad del todo. Allá exageran. La gente aquí -por ahora- es chévere
y me ha tratado muy bien”.
Eso
por un lado, sentenció- por el otro, la situación de la violencia en Venezuela,
la inflación y la falta de alimentos son otras de la razones por las cuales
decidí salir a buscar opciones. Quería conocer y ver qué puedo hacer
-momentáneamente- para ayudar a mi familia económicamente, ya que se encuentra
en la situación difícil.
— ¿Qué piensas hacer? ¿Te quedas en el imperio o te regresas a Caracas? ¿Te gusta cómo se vive allá con la revolución o aquí con el capitalismo salvaje?
Respiró
y confesó: “Mi familia vive mal. Esto que estamos viviendo no es lo que Chávez
había soñado. Creímos y seguimos creyendo en Chávez y su modelo. Pero muchos de
quienes heredaron el legado del comandante han tergiversado todo, unos que no
estaban comprometidos con la revolución, se robaron el dinero y otros, de la
derecha, aprovecharon los dólares del Estado para enriquecerse. Fueron muchos
los traidores de los postulados del Comandante. Aunque están triste por mi
ausencia, mi mamá me dijo que si
conseguía oportunidades de crecer aquí en EEUU, que pensara en quedarme un
tiempo. Eso sí me pidió que me cuide mucho.
-Y ¿Cómo cambiaron tan rápido de idea? Apenas tres semanas y ya te piden que te quedes? ¿ Qué pasó con lo que habían creído en los últimos 17 años?
No
han cambiado de idea. No. Sólo quieren que yo busque una oportunidad para
resolver el problema del dinero mientras se recupera la revolución y los
precios del petróleo mejoran. Ellos no quieren que yo me quede aquí
permanentemente. De hecho, yo tampoco me quiero quedar en los Estados Unidos
porque no comulgo con este sistema, es un asunto temporal. Cuando llegué a
Nueva York, le comenté a mi familia que nada de lo que me habían dicho era
verdad, que la gente aquí no me discriminaba por mi color, y en general creyeron
que estaba enloquecida”.
-O sea ¿Vas aprovecharte de este sistema mientras se recupera el otro?
-No
lo había visto así, pero si tu lo planteas, pues si. EEUU se ha aprovechado
bastante de Venezuela, ha robado nuestros recursos, ha destruido nuestra
economía y ha apoyado a los golpistas de la derecha para que sacaran del poder
al comandante y al presidente Maduro. Así es que no es descabellado que yo
venga aquí a buscar unos dólares para solventar una situación que es
circunstancial.
-¿Crees que la revolución es sostenible en el tiempo?
-Por
supuesto. Esto que está pasando es circunstancial. Una vez que se produzca el
equilibrio de los precios del petróleo y se aplique la ley a los que la han
violado y se sancione a los culpables todo va a mejorar.
_¿Cuando estudiaste en la universidad, en algún momento estudiaste algo sobre el sistema económico mundial?
-Si.
Estudié derecho internacional, aprendí cómo el capitalismo se convirtió en un
un sistema atroz, asesino, inhumano. Por eso estoy comprometida con el
socialismo, es el mejor sistema del mundo, la mejor salida a la crisis. En el
socialismo la gente es feliz, y todos somos iguales. El socialismo hay que
perfeccionarlo porque las fallas que tienen se deben a los ataques de los
enemigos.
-No entiendo cuando dices que te quedas para buscar dólares para ayudar a tu familia que está pasando necesidades allá y a la vez crees que el socialismo es la salida. Te puedes explicar mejor.
-Es
fácil de entender. El socialismo es la salida pero está golpeado en este
momento porque los enemigos de la revolución trataron de destruir el legado del
comandante. Pero nosotros vamos a trabajar para reconstruirlo. Durante la
crisis del sistema, yo decidí venir aquí, para ganarme unos dólares. Solo eso.
Probablemente tú no me entiendas porque eres escuálida, y fuiste enajenada y
eso te hace perder la sensibilidad social, el capitalismo es individualista.
-¿Conoces a Nicolás Maduro? ¿Cuál es tu opinión sobre él?
-Sí
lo conocí, es un gran ser
humano. Es dulce. Creo que es una víctima de
las circunstancias, y de algunos que lo rodean y no me queda la menor duda que
él fue una buena elección del Comandante.
Y así se fue...
Joana
es una joven hecha en revolución. A la medida del modelo instaurando desde
1999. En sus palabras se aprecia la contradicción, los huecos dejados por un
sistema educativo de adoctrinamiento, con graves deficiencias. Joana es
chavista pero vino a buscar dólares a Nueva York, a disfrutar de los placeres
del capitalismo mientras se resuelve la revolución.
Ya
han pasado tres meses de este encuentro que me dejó un sabor amargo en el alma.
Aún Joana vive en Queens, ahora tiene novio, y aunque le han conseguido varias
"chambas" no ha pegado en ninguna. Es duro acostumbrarse al ritmo del
trabajo de los neoyorkinos. No para y yo me siento agotada me dijo la última
vez que la vi. Cuando le dije que publicaría próximamente la entrevista me
pidió que no publicara sus fotos, ni su apellido. "Eso porque algún día
volveré y no quiero que me acusan de traidora de la revolución por el hecho de
haber hablado con una periodista".
Eso
-le dije- se llama miedo...a lo que me respondió "Sí miedo a ser señalada
de no cumplir con los principios de nuestra revolución que es la mejor del
mundo
maibort petit
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