“Con el ascenso de Maduro al poder, cambiaron rápidamente las cosas”, comentó desde Caracas Rocío San Miguel directora de Control Ciudadano, Organización No Gubernamental que monitorea al sector militar venezolano.
“A partir del año pasado comienza a avanzar una configuración mucho más clara de lo que significa el pie de fuerza real [tamaño real de la fuerza], y lo que significa los recursos entregados a las milicias y el manejo de armas”, agregó.
Esos recursos han engrosado el tamaño de las milicias hasta llevarlas a una fuerza de 365,000 hombres y mujeres, según un estudio divulgado el mes pasado por Control Ciudadano.
Ese total supera los 120,000 hombres que integraban el Ejército, según las cifras disponibles en el 2010, y los cerca de 87,000 efectivos que conforman a la Guardia Nacional, según declaraciones recientes de su Comandante General, Nestor Reveroll.
Y la cifra de 365,000 —que representan un incremento de casi 200 por ciento frente al total que reportaba la Asamblea Nacional en el 2012— podría tratarse sólo del número de milicianos activos, con el número de personas que han recibido algún tipo de entrenamiento siendo mucho mayor.
Según el informe de Control Ciudadano, más de 4.78 millones de milicianos han participado en talleres realizados a través de la Campaña Ideológica Bolivariana y Revolucionaria para la FANB, mientras que el número de participantes en el curso de Tirador de Experto, alcanza los 3.89 millones de milicianos.
Eso dicho, no está claro si esas personas son consideradas formalmente como milicianos por las fuerzas de seguridad del régimen de Maduro.
La ideologización es uno de los principales elementos que diferencian a las milicias frente a los otros brazos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y es el factor que genera el mayor grado de preocupación.
A diferencia de lo que todavía podría decirse de las otras ramas de la FANB, las milicias fueron creadas para defender la Revolución Bolivariana.
“Todo el que se integre a la Milicia Bolivariana debe prestar juramento de fidelidad y de esta manera da un sentido de pertenencia y compromiso con la Revolución Bolivariana”, cita uno de los documentos publicados en el libro Disparen a Matar, del periodista e investigador venezolano Gustavo Azocar.
“El miliciano se incorpora a la Milicia Bolivariana […] atendiendo el llamado a la Defensa Integral de la patria, capaz de dar la vida si fuese necesario para cumplir el Proyecto Bolivariano y Socialista, que consolida los valores de libertad, independencia y justicia social”, agrega Azocar en su libro.
El entrenamiento recibido por las milicias busca crear un masivo cuerpo de combate para emprender una guerra “asimétrica” prolongada contra las fuerzas que atenten contra el proceso revolucionario.
La creación de la Milicia Bolivariana “está basada en la concepción estratégica defensiva de la Guerra Popular Prolongada, que es el resultado de la evolución del pensamiento militar cuya piedra angular es desatar la lucha de masas y es una síntesis de la experiencia histórica acumulada por el pueblo”, manifestó el Mayor General Yomar Rubio Silva, antes de que fuera remplazado como jefe de las milicias en julio del 2015.
Ese grado de respaldo ciego a la Revolución Bolivariana es un elemento ausente en el resto de las FANB, aún cuando el chavismo ha gastado sustanciales recursos en también adoctrinarles.
Esa podría ser la principal razón detrás del acelerado fortalecimiento de las milicias, explicó Diego Moya-Ocampos, analista senior de América Latina para IHS Global Insight.
“A partir de este momento, y en medida de que las protestas sigan escalando como consecuencia del deterioro económico, social y la escasez de alimentos. Creo que vamos a comenzar a ver una Fuerza Armada buscando jugar un rol más institucional”, dijo Moya-Ocampos desde Londres.
“Ante ello, es que se produce el refuerzo por parte del gobierno de Maduro de la milicia, probablemente con la intención de que sirvan de contrapeso a las tradicional fuerza armada”, agregó.
San Miguel coincidió desde Caracas.
“Yo tengo la impresión, que Maduro teme a la posibilidad de que la Fuerza Armada Nacional, con carácter profesional, se quiebre, a la hora de acatar ordenes que permitan de hacer uso de la fuerza de manera generalizada contra la población civil”, señaló San Miguel.
“Y contra esa posibilidad, ha comenzado en estos dos últimos años, lo que yo llamaría el apresto operacional, claramente orientado a la defensa de la revolución por parte de la milicia nacional bolivariana”, dijo.
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