(Nota de Opinión) Por Gustavo Tovar Arroyo: La siniestra mezcla de militarismo y narcotráfico
No ha habido desde la Edad Media una sola revolución cultural o política que pueda llamarse estrictamente “de masas”. Ni el Renacimiento, ni la Reforma, ni las revoluciones norteamericana o francesa, ni las revoluciones independentistas latinoamericanas, ni la china, ni la mexicana ni la cubana. Ninguna. Todas sin excepción han sido iniciativas burguesas (de la élite intelectual, económica o comercial) o pequeño burguesas (de militares o profesionales).
En Venezuela, aunque no podríamos hablar
propiamente de una revolución (un cambio estructural del sistema) sino de una
revuelta (vuelta al peor pasado, caos y depravación), con el chavismo tampoco
fue un movimiento popular de masas lo que inició este desmadre, se trató de una
insurgencia pequeño burguesa de militares y de sus socios del narcotráfico
contra el sistema democrático venezolano (imperfecto pero democrático).
Y así nació el chavismo como una
siniestra mezcla de militarismo con narcotráfico.
Lo que no logró Pablo Escobar
Venezuela quizá sea el primer régimen
narcotraficante de la historia de Latinoamérica. Lo que no logró Pablo Emilio
Escobar en Colombia, lo logró Hugo Chávez, Maduro, Cabello, Flores y sus
secuaces -narcos, corruptos, banqueros ladrones, mercaderes de la guerra- en
nuestro país.
Aquí no hubo ninguna revolución popular
ni reivindicadora de derechos sociales de nadie, lo único que hubo fue el
asalto asesino de una pandilla de bandidos al poder político. Nada más. Los
únicos reivindicados y exaltados en este despelote han sido los peores
criminales de la nación, que gozan, como nunca antes, de todos los privilegios
que alguna sociedad civilizada le podría ofrecer: inmunidad, prerrogativas,
pasaportes, dólares preferenciales, impunidad y hasta unas fuerzas armadas que
los protegen.
Por eso el chavismo es una peste.
El verdadero venezolano revira
Confieso que me descorazona observar que
todavía existen aquellos cándidos venezolanos -a veces indolentes otras
cobardes, siempre banales- que acusan de “radicales” a quienes enfrentan con
valor y dignidad a la plaga que está en el poder.
Los bandidos chavistas nos humillan,
persiguen, golpean, encarcelan, torturan y asesinan, algunos respondemos con
nuestras únicas armas: el sarcasmo, el grito, el revire, el empujón o el
insulto (todos estimulados por un profundísimo dolor), y por hacerlo nos acusan
de radicales, de “comportamos como ellos”.
Perdonen la procacidad pero ¿qué carajo
les pasa? Aquí los únicos criminales son los chavistas. Aquí los únicos tiranos
y narcotraficantes son ellos. Nuestras respuestas son síntomas de valor y de
legítima defensa. De dignidad venezolana.
Lo humano, lo demasiado humano, digamos
lo social y políticamente correcto, es responder y rebelarse, a menos que
hayamos decidido ser mártires anacrónicos de una especie de secta masoquista.
Que no es el caso.
Ni mártir ni masoquista, el verdadero
venezolano revira.
Así nacimos como nación: revirando.
Un acto de conciencia
Por no hacerlo, por no rebelarnos, por
soportar esta barbarie que hoy nos arruina moral y materialmente es que estamos
como estamos: devastados.
La rebelión civil es un acto de
conciencia y como todo acto de conciencia es individual. Sólo inconscientes no
se rebelarían a un apocalipsis como el nuestro. La rebelión no sólo es una
obligación moral es un derecho natural. Tu derecho y el mío. Las rebeliones
civiles contra tiranías militares y políticas (cuanto más contra tiranías
criminales) han sido los procesos que han liberado y civilizado a la humanidad.
Cristo, Bolívar, Gandhi, Luther King,
Mandela, Walesa o Havel fueron rebeldes de su tiempo.
¿Por qué desconocida razón no habremos
nosotros de seguir su ejemplo?
¿Por qué nos lo prohíbe Maduro?
La rebelión de las masas
Como digo antes, jamás un movimiento de
transformación histórico ha sido liderado por lo que la jerga marxista llama
“las masas”. Jamás. Esa imprecisión, que lamentablemente aún la escuchamos
entre políticos y analistas, es una obnubilación heredada de la retórica
chavista que como todo lo proveniente del chavismo es mentira. El chavismo no
surgió como un movimiento popular de masas, fue un golpe de estado pequeño
burgués orquestado por militares y financiado por el narcotráfico (y todos los
lavadores de dinero de este país).
En Venezuela con Hugo Chávez no ha
habido ninguna rebelión de masas, todo lo contrario, ha habido un brutal
sometimiento de ellas. Una tiranía contra las masas.
Paradójicamente, el único modelo
político que permite la rebelión de las masas es la democracia porque le da
poder de decisión para constituir poderes públicos al pueblo, y porque le da la
oportunidad -de manera institucional y noviolenta- de cambiar gobiernos cuando
estos le resultan indeseados (cuanto más, insisto, si se trata de gobiernos
criminales como el chavista).
¿Qué hacemos si las masas no tienen
democracia para rebelar su descontento?
¡Rebelarnos!
Hagamos historia
Qué hacemos si las masas no tienen democracia para rebelar su descontento?
¡Rebelarnos!
Hagamos historia
Toda rebelión, como expreso arriba, comienza como un acto de conciencia, es
individual. Será popular (“de masas”) si muchas conciencias se organizan y
movilizan con un mismo objetivo: recuperar su libertad y, posteriormente, la
democracia.
Ante el impedimento déspota y criminal de ofrecer salidas democráticas
(referendo Revocatorio) a la actual crisis política y amparado por dos textos
fundamentales: la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución
Nacional, el venezolano tiene la obligación moral y el derecho individual de
rebelarse.
Cada quien es responsable de su propio acto de rebeldía. La suma de
rebeliones individuales se convertirán en una rebelión popular (“de masas”) si
nos agrupamos, movilizamos y organizamos juntos. Sin embargo, lo urgente es que
las individualidades conscientes de la ruina nacional comiencen una a una a
rebelarse.
El primero de septiembre comienza la rebelión civil de Venezuela, tu
rebelión. No dejes de organizarte y movilizarte. Sé tú el primer individuo
libre. Yo estaré contigo. Muchos lo estaremos. Unidos somos más fuertes
. Unidos
y movilizados de manera no violenta seremos invencibles.
Hagamos historia, el futuro de
Venezuela te necesita


