El amado
“guardaespaldas”del sátrapa golpista
Chávez
y Hitler
Como
Hugo Chávez, Adolfo Hitler dio un golpe de estado antes de llegar al poder, fue
en 1923. También igual que Chávez, Hitler fue encarcelado por su traición y
posteriormente liberado por unos irresponsables. Ambas liberaciones
significaron la muerte de cientos de millares de personas (en el caso de Hitler
millones), la ruina de sus naciones, el horror y el luto.
Por
falta de temperamento y pusilanimidad de los líderes opositores, por la
pasividad del pueblo, pero sobre todo por la sumisión ante la tiranía de la
sociedad civil, parte de Alemania (la del Este) permaneció esclavizada y
arrasada por los comunistas hasta 1990 (cuando cayó el muro de Berlín), es
decir, casi setenta años de desolación y carestía por aceptar las condiciones
que la opresión les imponía. Básicamente, por no luchar.
¿Queremos
el mismo destino para Venezuela?
El
canibalismo corrupto
Ya
en 2014, la falta de temperamento y el apocamiento de algunos de nuestros
líderes permitieron la consumación de un bochornoso fraude electoral que
admitió el ascenso de una piltrafa humana, como Nicolás Maduro, al poder.
Consentir
que el amado “guardaespaldas” del sátrapa Hugo Chávez Frías rigiese a la
nación, desconociendo la soberana voluntad del pueblo de Venezuela, facilitó
que la peor calaña criminal del chavismo asumiese el poder con codicia y
voracidad, el botín era inmenso y había que apurarse en robarlo completo. No
tenían otro remedio, sabían que el pueblo los aborrecía y tenían que arrasar
rápida y descaradamente con todo. Lo hicieron.
Su
canibalismo corrupto llevó a Venezuela a la crisis humanitaria.
Futuro
hecho añicos
Narcotraficantes,
déspotas, rateros y asesinos (o la suma de todo ello como Diosdi Cabello), toda
la perfidia nacional reunida, están amalgamados en la administración pública y
en una rebatinga colosal, sin precedentes en la historia de Venezuela o del
mundo, se han robado hasta el papel de baño (usado) para revenderlo.
Es
inconcebible el estado ruinoso al que hemos llegado. Inconcebible.
La
oposición ha intentado por todas las vías democráticas interrumpir el acelerado
deterioro nacional, pero le ha sido imposible. Protestas, marchas, votaciones
ganadas e irrespetadas por el régimen, y, por último, el intento de activación
del derecho constitucional a un proceso electoral revocatorio, han sido
manifestaciones civilizadas del pueblo venezolano por repudiar una revolución
que destroza no sólo el pasado y el presente de la patria, sino que amenaza con
hacer añicos nuestro futuro.
¿Lo
permitiremos?
¿Condescendiente
o desafiante?
Al
momento de publicado este artículo la oposición venezolana, reunida en el seno
de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), está discutiendo sobre el cómo
afrontar esta nueva y definitiva crisis institucional.
Se
debaten dos posturas esencialmente: volver aceptar las condiciones criminales
del régimen, la violación de la Constitución y la usurpación de poder hasta que
un milagro llegue del cielo y el tiempo perfecto de Dios se haga; o salir
masiva y organizadamente a las calles, ejerciendo el supremo derecho a la
rebelión como establece la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la
misma Constitución Nacional, para ocupar los poderes públicos y restituir así
el hilo constitucional usurpado.
Una
posición es condescendiente y mística, la otra es desafiante y humana. La
primera podría llevar a Venezuela a una experiencia semejante a la alemana del
siglo pasado (setenta años de suplicio y esclavitud); la segunda podría forzar
un evento electoral como el Revocatorio o fomentar una salida de los criminales
del poder y adelantar así una anhelada transición hacia la democracia.
¿Con
cuál de las dos posturas te identificas tú?
Las
pantuflas de Rómulo Betancourt
El
más eminente demócrata venezolano de todos los tiempos nunca fue pusilánime,
mucho menos un tipo de poco temperamento, estoy convencido de que, si hubiese
vivido los tiempos de Hugo Chávez, Betancourt habría estado en el exilio, preso
o muerto. Jamás de los jamases habría convivido con la manada de criminales
que, con el chavismo, ocupan el poder.
Rómulo
Betancourt, a quien se le reconoce -nada más y nada menos- la paternidad de la
democracia venezolana, luchó desde muy temprano como estudiante (semejante a
Yon Goicoechea o Daniel Ceballos, hoy presos) contra la dictadura. Fue
riguroso, tenaz, nunca claudicó ni se engañó a sí mismo, no fue
autocomplaciente ni melindroso. Luchó sin falacias electoreras ni pánicos
sediciosos. Fue un líder. Por serlo cabalmente se exilió en tres oportunidades
hasta su definitivo regreso a Venezuela una vez caída la dictadura de Pérez
Jiménez.
Pese
a que en el exilio usaba pantuflas, era un tipo de sutiles maneras hogareñas,
su objetivo fuera del país estaba muy claro: “Dar a conocer a América lo
acontecido en Venezuela y laborar intensamente por la liberación de nuestro
pueblo”. Y lo logró, y a su regreso fue presidente de la república de
Venezuela. Imagino que, pese a las pantuflas, tenía temperamento y fortaleza de
criterio. Eso fue lo que prevaleció en su lucha, no sus chancletas de
terciopelo o sus calzados de goma.
¿Será
que a los líderes de hoy les falta un poco más de pantufla, es decir, más
análisis estratégico y visión, menos Twitter, Periscope o Facebook para lograr
liberar a nuestro pueblo?
Lo
hora de la verdad
No
sé si alguien tiene un reloj divino para determinar si ha llegado la hora
perfecta de Dios, lo que sé es que, si los venezolanos no nos organizamos,
movilizamos y ocupamos el poder público nacional de manera unánime y masiva,
probablemente la ruina no sólo se alargará, sino ocurrirá algo peor, se
institucionalizará.
La
hora de la verdad ha llegado. Es improbable que el Revocatorio se efectúe este
año. Se ha bregado y luchado porque ocurra, pero la dictadura se ha burlado de
todos y de todo. Ya no tienen ningún estupor ni cuidan ninguna forma, son unos
criminales dispuestos a permanecer en el poder como sea. Lo importante es que
son minoría.
¿Será
que la mayoría permitirá que unos pocos malandros los esclavicen durante un
siglo como ocurrió en la Alemania socialista?
Eso
no depende ni de los pusilánimes ni de los místicos, eso depende de ti.
Sí,
de ti. La libertad es tuya.
¿La
ejercerás?
Por: Gustavo Tovar-Arroyo
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