Los controles vuelven porque el régimen no tiene más opciones (análisis) - Venezuela..Libre

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Los controles vuelven porque el régimen no tiene más opciones (análisis)

Fuente: https://youtu.be/csyml8-DGtE


¿Vuelve el régimen de Nicolás Maduro a la política de controles? La respuesta, sin dudarlo, es sí. De hecho, nunca la abandonó. ¿Vuelve convencido? ¿Es un mecanismo válido en este momento? Ahí comienzan las dudas.

El anuncio de “venta supervisada” de productos Polar, de la toma de la planta de Turmero de esta empresa, y de las tomas de control temporales de Coposa y Plumrose han causado preocupación en el sector privado, a pesar de que Tareck El Aissami, ministro de Producción y vicepresidente de Economía del régimen de Maduro (y ahora también presidente encargado de Pdvsa), ha señalado que las medidas han sido “consultadas”, lo cual han negado extraoficialmente voceros de Polar, al menos.


Más parecen obedecer estas medidas a la necesidad del régimen de hacer algo ante una realidad que se les escapa de las manos y para la cual no tienen palancas de control. Carentes de recursos, de ingresos petroleros y de gasolina, la única herramienta que tienen en sus manos es fijar controles, luego de tres años de desmontaje progresivo (y tímido) de los mismos.

Por ejemplo, Polar, aunque con precios liberados, seguía dependiendo de la plataforma SICA para poder sacar sus productos de sus plantas. Es decir, no tenía plena libertad comercial. Cualquier producto que se mueva en Venezuela sigue necesitando guías de movilización. Agregar a esto un mecanismo de “venta supervisada” es simplemente instalar una capa de controles sobre los que ya existían.

Sin embargo, en esta recarga de controles hay matices. El primero de ellos es la fijación de precios en dólares. Y aunque obviamente estos precios están a la tasa oficial y no a la libre, ya es un matiz importante.

Ahora podrían pasar dos cosas: o los precios van actualizándose rápidamente a medida que va actualizándose el precio del dólar, o el dólar oficial podría ir rezagándose en la medida en que el régimen necesita profundizar en el anclaje de precios. Si decide esta última opción, el destino ineluctable, en medio de la hiperinflación, es que los productos desaparezcan y renazca el bachaquerismo.

El segundo matiz es la insistencia del régimen en que los precios controlados son acordados. Ya el discurso antiempresarial que ha tenido el chavismo durante 20 años (y que en buena medida permanece) no es igual de virulento.

Desde la empresa privada, la nueva medida no se interpreta como un retorno a las épocas más duras de controles, porque en el propio régimen saben que son inviables; pero sí como un intento más por ganar tiempo, mostrar algo de firmeza ante sus apoyos, el poco público clientelar que les queda, que no tiene ya las cajas CLAP y al que el salario de $4 le parece un chiste, como nos parece al resto de los venezolanos.

Si en esas semanas el régimen logra estabilizarse, conseguir alguna gasolina prestada o echar a andar Amuay o El Palito con ayuda de los iraníes, y comenzar a producir combustibles, habrá sobrevivido. Si por el contrario, no lo consigue y la situación social, en medio de protestas, se agrava, su gobernabilidad se deteriorará muy rápidamente.



abril 27, 2020
por PEDRO GARCÍA OTERO
Fuente: Caraotadigital.net